Blogia
Cocido 2.0.

Hay vida allá de la vaguería

Hay vida allá de la vaguería

No acostumbramos a recomendar aquí otras posibilidades culinarias, pero quería compartir un descubrimiento personal donde también hay un lugar para el cocido. Se trata del peculiar mundo de Falsarius Chef. Algunas de sus recetas se publicaron este verano en El País, y actualmente imparte su sabiduría los sábados por la mañana en la SER. Pero lo más aconsejable es acudir a su blog cocinaparaimpostores.blogspot.com, donde hay muchas más ideas y consejos.

Desde el principio me atrajeron su atrevida apuesta por darle una apariencia sabrosa a las humildes latas, la sencillez de la elaboración, que se consigue generalmente con un solo fuego y uno o dos recipientes (para mí una cocina de 3 fuegos es como un circo de 3 pistas, no sé dónde tengo que mirar y al final me mareo), y sobre todo la poca intervención humana que demandan, no más de 10-15 minutos de tu tiempo, ya que el resto del proceso se deja en manos de la industria conservera o de lo que sepa hacer tu fogón.

He probado ya con cuatro o cinco recetas, con bastante éxito en general, que me han permitido ganar unos puntos como presunto cocinillas. Y es que la filosofía de Falsarius es no conformarse con salir del paso; se trata de echarle morro y ya que tienes que poner algo en el plato, aprovechar la ocasión para adornarlo, disimular su origen y dejar a tus allegados sospechando si al final no vas a ser tan inútil como parecías. Menudos pardillos.

La mejor relación esfuerzo/resultados la conseguí con el pollo al sobre de sopa de cebolla: escuchamos la receta a medio empezar por la radio un sábado a eso de las 11, con la nevera vacía. Maite bajó a por los ingredientes a la una (los ingredientes son, prácticamente, el título de la receta: pechugas de pollo, un sobre de sopa de cebolla y un bote de leche evaporada), así que no tuve más remedio que levantarme del sofá a jugármela en la cocina como un torero. Mi intervención no duró más de 10 minutos, breve pero decisiva: lo que tardé en mezclar los ingredientes en una fuente de Pyrex que también venía en el kit, y meter todo en el horno. A la una y diez volví al sofá, y seguí vagueando hasta las dos, hora en la que estábamos comiéndonos un plato de lo más sabrosón y precipitándonos hacia la siesta.

Y, por supuesto, ya hay una versión falsaria de nuestro querido cocido

0 comentarios